Guía práctica para padres, profesores y entrenadores

Como niño de los años 60, se me animaba a hacer preguntas, cuestionar y expresar opiniones. En aquella época anterior a la tecnología y la televisión, las cenas familiares solían durar una eternidad mientras se planteaban preguntas hipotéticas sobre cuestiones políticas y sociales y se nos animaba a sentir curiosidad por las acciones de la gente. Me educaron en la creencia de que las personas eran intrínsecamente buenas y que, cuando se equivocaban, necesitaban ayuda, no castigo. Ese era también el estilo de crianza de mis padres y el único castigo que recibí fue una mirada de decepción de mi madre cuando hice novillos para ir a un concierto de Jimi Hendrix en Hyde Park.....

Entrevista con el autor