La comunicación empieza por uno mismo hacia dentro

En una época difícil para muchos, estoy muy agradecido por haber tenido la oportunidad de seguir los pasos de muchos otros y recorrer la Vía Francígena desde Canterbury (Kent) hasta Roma (Italia).

Al principio, cuando me dispuse a hacer este viaje, tenía la intención de recorrer parte de la ruta corriendo. Sin embargo, cuando preparé mi mochila el fin de semana anterior a mi partida, pronto me di cuenta de que, aunque llevara (menos de) lo imprescindible, ¡no iba a correr a ninguna parte! A pesar de haber llegado a esta conclusión, no me había parado a pensar en las implicaciones que esto tendría en el viaje que estaba a punto de emprender y en los pocos planes sueltos que había hecho. Además, a falta de intervalos de carrera más rápidos, me enfrentaba a periodos de tiempo mucho más largos a solas y no había previsto cómo afectaría esto a mi relación conmigo mismo...........

Antes de este viaje, no me importaban mucho las interminables horas de caminata o soledad y, después de poco tiempo, entendí por qué. Dentro de mi cabeza y en mi propia compañía no eran buenos lugares para estar Tras llegar a esta conclusión (un tanto incómoda), empecé a reflexionar sobre los conocimientos y la comprensión adquiridos a lo largo de mi formación en PNL y la necesidad de aplicarlos a esta situación nueva, emocionante (y a veces aterradora). Volví a pensar en mi interpretación de la PNL y en las tres partes del proceso de comunicación humana, así como en mi idea de que la comunicación empieza en el interior de uno mismo. Al darme cuenta desde el principio de que la música, por muy alta que fuera, no iba a ahogar mis pensamientos ni el lenguaje que utilizaba conmigo misma, nunca antes me había parecido tan importante gestionarlos mejor para continuar mi viaje y alcanzar mi objetivo.