La metáfora de la cosecha

Tenemos mucha suerte de tener un jardín... ¡y de disfrutar de la jardinería!

Somos menos afortunados en cuanto a la cantidad de tiempo que tenemos para dedicar a nuestra afición a la jardinería; los momentos clave de la temporada de jardinería suelen coincidir con periodos de mucho trabajo, como las conferencias... y, por supuesto, vivimos en Inglaterra, ¡así que los fines de semana no significan necesariamente buen tiempo para la jardinería!

Cada año empezamos con grandes planes y buenas intenciones... y hemos tomado grandes decisiones en el pasado, lo que significa que tenemos un peral y un manzano que ya están lo suficientemente maduros para dar fruto, además de ruibarbo, plantas de fresa y entusiastas cañas de frambuesa también, que nos dan una plétora de fruta, ¡normalmente todo de una vez!

...y "todo de una vez" significa que, en años anteriores, las peras se han caído al suelo y se han podrido porque no las recogíamos a diario, las frambuesas se han vuelto demasiado abundantes para dar abasto, las manzanas de cangrejo se arrugaron antes de que tuviera la oportunidad de hacer jalea de manzana de cangrejo y el ruibarbo ha crecido... y se ha marchitado, porque no lo recogí a tiempo.

Estar "demasiado ocupados" para disfrutar de los frutos de nuestro trabajo es enviar un mensaje poco útil al Universo, así que este año hemos dado un paso adelante. Al fin y al cabo, si no somos capaces de gestionar nuestra actual cosecha de frutos, ¿por qué íbamos a recibir más abundancia en cualquiera de sus formas, incluida la financiera?

Hemos recogido bayas y las hemos convertido en coulis o, mejor aún, hemos creado un ritual semanal para comer fruta directamente del huerto cuando nos visita nuestro nieto; este año he hecho mermelada de manzana cangrejo... y me he recordado a mí misma que el proceso de la mermelada no es tan difícil como pensaba; He encontrado una deliciosa receta de tarta de ruibarbo, mazapán y cítricos (menos buena para la cintura, pero realmente deliciosa); estamos regalando las peras que nos sobran y nos aseguramos de que la fauna del huerto también reciba algunas... así nos aseguramos de que nuestra cosecha se comparte con nuestros amigos y vecinos.

No tengo ni idea de si cosechar y hacer un buen uso de los cultivos que hemos cultivado con diligencia se traducirá en más abundancia económica... lo que sí sé es que la energía en torno a la abundancia ha cambiado Y la satisfacción de recoger y compartir nuestra cosecha significa que ya somos más ricos que el año pasado