Abordar el síndrome del impostor con Coaching PNL

El reto

Erica es una persona increíblemente capaz, con muchos años de experiencia en consultoría con gran éxito; una persona cálida y bien informada. A pesar de este visible éxito, empezó el coaching conmigo describiéndose a sí misma como una persona que sufría el "Síndrome del Impostor" y me dijo que a menudo no se sentía digna y que todos los demás en la sala de reuniones eran mucho más listos que ella. Sentía que no era suficientemente buena amiga, compañera y colega.

Había pasado por una serie de programas de formación en liderazgo, pero nada había cambiado en su forma de pensar o de sentirse realmente. La teoría del cambio era estupenda, pero en la práctica no funcionaba.

El efecto

"Antes de empezar el Coaching de PNL con Harriet, realmente creía que no era digna de estar en el puesto en el que estaba. Estaba segura de que me iban a descubrir, y casi había disfrutado con la etiqueta del Síndrome del Impostor y sabiendo que había muchas otras personas como yo. Me sentía muy nerviosa en las reuniones, temerosa de expresar mi opinión. A veces no me apetecía ir a trabajar por la presión que me creaba. Me preocupaba la mayor parte del tiempo y, aunque sabía que hacía un trabajo de calidad y conseguía objetivos, seguía sintiéndome infeliz. Entraba en una habitación y creía que los demás eran mucho más capaces y fuertes que yo.

La formación en liderazgo a la que había asistido abarcaba mucha teoría para liderar bien, pero no cambiaba mis propias creencias ni aliviaba mis preocupaciones personales y mis sentimientos de no valer. Necesitaba algo más.

Solución

Llevé a Erica a cinco sesiones de coaching con PNL de entre una hora y media y dos horas cada una. En primer lugar, Erica y yo exploramos la situación actual, las creencias que tenía y de dónde venían. En la segunda sesión utilicé la Terapia de la Línea del Tiempo y fue entonces cuando Erica experimentó un verdadero cambio en el origen de su autoestima (o la falta de ella) durante su infancia. Con este conocimiento, fue capaz de poner esos pensamientos y sentimientos en perspectiva y crear nuevas creencias que serían más ingeniosas para el presente y el futuro.

En las sesiones siguientes trabajamos la autoconversación para acallar los pensamientos negativos. Erica eligió la frase "Soy suficiente" para decírsela a sí misma todos los días, muchas veces, hasta que sintió que era verdad. Con el tiempo fue ampliándola hasta incluir "Soy valiente" y "Lo he conseguido". Le expliqué la diferencia entre referencias "internas" y "externas" y animé a Erica a que se dijera a sí misma cuándo había hecho un buen trabajo, en lugar de necesitar elogios externos. También empezó a escribir un diario sobre lo que había hecho bien cada semana. Por último, utilizamos los ocho círculos de Adrian Moorhouse para reconocer los logros del pasado.

Resultado

"Desde la formación en PNL, he sentido un gran "cambio", como si hubiera subido un nivel en mi desarrollo personal. Ahora, cuando me siento negativa o tengo dudas sobre mí misma, las calmo con las palabras positivas que elijo y empiezo a ser capaz de darme a mí misma una palmadita en la espalda, en lugar de esperar elogios externos. La línea de tiempo fue brillante y no me había dado cuenta del impacto que las experiencias pasadas seguían teniendo en mí.

Harriet crea un espacio muy seguro; me sentí capaz de hablar y ser yo misma sin ser juzgada en las sesiones. Sin este coaching, creo que lo habría hecho "bien", pero todavía me preocupaba y seguía siendo mi peor crítica. Ahora me doy cuenta de cuándo lo hago y decido hacer algo diferente. Ah, y he decidido dejar de decir "tengo el síndrome del impostor". Me doy cuenta de que sólo yo puedo cambiarme a mí misma y me siento muy capacitada, con nuevas herramientas para hacerlo".