Lo haré a mi manera

El reto

Derek era un alto directivo de TI. Tenía mucho éxito, pero le costaba permanecer en un puesto más de dos años y parecía estar siempre en conflicto con la gente que le rodeaba. Se le consideraba un inconformista, respetado pero también un poco temido. Acudió a mí porque tenía curiosidad por saber cómo podría ayudarle a progresar en su carrera; no creía que tuviera ningún problema importante.

El efecto

Al trabajar con Derek, me di cuenta de que solía equivocarse: discrepaba por discrepar y no podía evitarlo. Era extraordinariamente inteligente, una de las personas más brillantes que he conocido, pero no se daba cuenta de lo mucho que podía intimidar a la gente y a menudo despreciaba a quienes no veían lo que para él estaba meridianamente claro. En consecuencia, en un entorno empresarial machista en el que nadie admitía jamás que se equivocaba, Derek era impopular entre sus colegas e incluso entre algunos de los líderes empresariales que le asignaban proyectos difíciles porque sabían que tendría éxito.

Solución

Debido a su gran autosuficiencia, Derek tardó un tiempo en darse cuenta de que a menudo era su peor enemigo. Pasamos mucho tiempo analizando los problemas que tenía con sus compañeros antes de que llegara a la conclusión de que su costumbre de discrepar primero le estaba causando muchos problemas. Le ayudé a desarrollar una estrategia diferente para que pudiera elegir cuándo estar en desacuerdo y cuándo seguir la corriente de los demás. Dos meses después, le ascendieron al Consejo.

Resultado

Dice que ahora es mucho más fácil obtener resultados en el trabajo porque tiene más control sobre cómo reacciona ante los demás. Sigue siendo un inconformista y muestra comportamientos bastante inusuales, pero ahora funciona de forma más fiable.