Etiquetas de relación

Ya sea en el trabajo, con la pareja o con los hijos, a menudo nos encontramos etiquetando a los demás. Por ejemplo, "son unos vagos" o "ese jefe es agresivo".

La PNL nos permite comprender este tipo de comportamientos y cómo podemos cambiar nuestra perspectiva para construir mejores relaciones.

Las etiquetas que ponemos a las personas suelen basarse en unas pocas experiencias o percepciones transmitidas por otros. A veces basta con una sola interacción negativa. Las etiquetas pueden ser inútiles e impedir que establezcamos una buena relación con alguien o que reparemos una mala.

Cuando ponemos una etiqueta a alguien, nos fijamos más en lo que esperamos que en lo que vemos. Si alguien a quien etiquetas como "manipulador" te hace un regalo, tu reacción inmediata puede ser que está intentando manipularte, en lugar de que sea un gesto amable. Esto dificulta verlos con otros ojos, puede ser estresante y generar emociones negativas.

Las personas no son sus comportamientos. Las experiencias que han formado nuestros puntos de vista no definen su identidad, sino simplemente cómo están respondiendo en una circunstancia concreta.

Del mismo modo, todo comportamiento tiene una intención positiva. La persona hace lo que cree que es la mejor respuesta a una situación determinada.

Para cambiar nuestro punto de vista, tenemos que ponernos en su lugar y verlo desde su perspectiva.

¿En qué circunstancias extremas te comportarías de la misma manera? Aunque los escenarios sean extremos, es probable que puedas encontrar alguno. Una vez que lo hayas hecho, ¿cuál sería una etiqueta más precisa para la persona, basada en cómo podría ver la situación?

Esto puede ayudarnos a pensar y comportarnos de forma diferente con ellos, lo que dará lugar a un comportamiento distinto por su parte y al comienzo de una mejora en la relación.