Evitar el duelo

Hace poco perdí a un ser querido debido al COVID y me resulta difícil dormir por las noches. Pienso en ellos y me inquieto.

Evitar el duelo

Publicado por Narmada Rao en

El reto

Incapaz de hacer frente a la reciente muerte de un ser querido, la clienta se encontraba sumida en el dolor y era incapaz de asimilar lo sucedido. Cuanto más intentaba no pensar en ello, más se adentraba en él. Estaba perdiendo la motivación para hacer cualquier cosa. También se sentía más temerosa y pensaba constantemente en lo que podría salir mal.

El efecto

La clienta no podía dormir por la noche porque le atormentaban los pensamientos sobre los últimos momentos de su ser querido. Había intentado distraerse manteniéndose ocupada o viendo vídeos. Pero cuando llegaba a la cama, todo se le ponía delante de los ojos, lo que le creaba un estado agudo de malestar que le dificultaba conciliar el sueño.

Solución

En primer lugar, la clienta tenía la creencia de que no se debía llorar. Y eso hacía que reprimiera aún más sus emociones. Esa creencia se reformuló, ya que todas las emociones son valiosas.

En segundo lugar, se le pidió que recordara lo que más le gustaba de esa persona. Algunos de los grandes recuerdos que atesoraba. Al hablar de esos recuerdos, empezó a sonreír y a reírse de algunos incidentes divertidos. Se sintió privilegiada por haber tenido a esa persona en su vida. De repente, se le ocurrió que debía escribir sobre sus experiencias con esa persona para que su bondad inspirara a otros. Se dio cuenta de que sólo pensaba en los dos últimos días antes de morir y olvidó toda la vida que había vivido esa persona.

Ese replanteamiento le ayudó a sentirse más ligera y le dio un propósito para mirar hacia delante y llevar adelante el legado de su ser querido. Fue una sesión de una hora y la clienta se dio cuenta de que ya no tenía miedo al pensar en la imagen amorosa de la persona y en toda la vida que había conocido.

Resultado

La clienta dijo que de repente se sintió muy ligera de ánimo, como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Volvió a sonreír y se sintió motivada para seguir con lo que tenía que hacer.

Se dio cuenta de que hablar de su ser querido la hacía realmente feliz, también hablar de los buenos momentos y los recuerdos maravillosos. Se dio cuenta de que no tenía por qué reprimirse o evitar pensar en esa persona.

Hasta ese momento, su hijo y todos los que la rodeaban intentaban animarla. Hicieron todo lo posible para que recuperara el ánimo. Ahora se levantaba por su propio pie y se ayudaba a sí misma a recuperarse de su propia crisis de salud mucho más rápido. Se dio cuenta de que le daba alegría hablar de esa persona y de sus buenos recuerdos con ella. Pensó en el lugar de la persona fallecida y escuchó lo que podría querer decirle. Y se dio cuenta de que la muerte era sólo el final de la forma física de la persona. No era el final del amor que habían compartido todo el tiempo.

Narmada Rao
Narmada Rao

Formador en PNL y psicólogo de la India