¿Se puede tener todo?

El reto

Sally es Directora de Ventas. Le gusta su trabajo y tiene un impresionante historial de logros. Acudió a mí porque, a los treinta y pocos años, empezó a darse cuenta de que había un conflicto entre sus objetivos profesionales y su deseo personal de casarse y vivir en familia. Siempre había asumido que se casaría y tendría hijos, pero empezó a darse cuenta de que durante mucho tiempo ni siquiera había conocido a un hombre que le atrajera, y que era posible que nunca tuviera la vida familiar que deseaba.

El efecto

Se había convertido en un problema tan grave que la distraía del trabajo y le causaba más frustración. La idea de que podía haberse perdido la oportunidad de casarse y tener hijos por haber dedicado tanta energía a su carrera le resultaba angustiosa. Se sintió desencantada con el trabajo y resentida con las exigencias de su jefe.

Solución

Trabajamos con un programa centrado en los valores personales de Sally en relación con el trabajo y la vida familiar. Al analizar sus valores y las creencias asociadas, pudimos hacernos una idea de lo que impulsaba sus acciones y de dónde procedía su motivación.

Este tipo de trabajo puede ser bastante intenso, así que, para cambiar de ritmo, en una sesión nos centramos en otro de sus objetivos: perder peso. Mientras explorábamos algunos de los factores que intervienen en el exceso de indulgencia en la comida, Sally contó una historia sobre cómo su anterior pareja la había criticado por cocinar raciones demasiado grandes. Le hice una pregunta sobre su respuesta a eso, y ella respondió: "Bueno, siempre hay alguien que intenta controlarte, ¿no?".

Este comentario, expresión de una creencia limitante muy arraigada, resultó ser la clave para que Sally abriera la brecha. Cuando la eliminó, descubrió que tenía muchas más opciones para relacionarse con los demás, tanto en el trabajo como en su vida personal.

Resultado

Al identificar y resolver los conflictos en sus valores, pudo crear un plan congruente para el futuro y dejar de preocuparse. En pocos días volvió a estar totalmente centrada en su trabajo y a disfrutar mucho más de su tiempo libre. En tres meses la ascendieron. Perdió el exceso de peso. Un año más tarde, también tenía una relación con el hombre que se convertiría en el padre de sus dos hijas.