Cómo la PNL me ayudó a disolver el miedo (antes incluso de conocer la PNL)

No he sido una niña ansiosa, más bien valiente y feliz de asumir un reto.

Siempre me han gustado los animales y especialmente los perros. Sin embargo, cuando tenía 14 años, un perro grande (de raza pastor alemán) no se tomó muy bien mi intento de "hola perrito" de acariciarlo cuando no nos conocíamos... y me mordió en la barriga. Por suerte, no me hirió de gravedad, ¡pero me quedé impresionada y asustada!

En los años siguientes, notaba inquietud cada vez que se me acercaba un perro grande, hasta el punto de que cruzaba la calle o lo que hiciera falta para evitar encontrármelo de cerca.

Un día, durante mis años universitarios (tendría unos 19 años), caminaba por una calle tranquila y vi a una persona con un perro enorme atado con una correa al final de la calle. Estaban en mi lado de la carretera y a cada paso se acercaban más.

Pensé en cruzar la calle para esquivarlos. Pero luego pensé: "Escucha, ¿cuánto tiempo puede durar esto? No puede ser que todos los perros grandes sean agresivos, así que si no es el perro, debo ser yo. Y eso abrió una posibilidad: si el origen del miedo está en "mí" y no en el propio perro, ¡entonces puedo hacer algo al respecto!

Esa fue la primera toma de conciencia poderosa que tuve.

Entonces me pregunté: ¿a qué se debe este miedo? Y en ese momento, como respuesta a mi pregunta, me di cuenta de que en mi mente había una película mental que mostraba al perro saltando hacia mí agresivamente, y sentí un escalofrío.

Esta fue la segunda toma de conciencia poderosa. Es la imagen mental (de hecho, una película mental) la que me hace sentir miedo

Así que lo que hice entonces, instintivamente, fue congelar la imagen, como si pulsara la pausa en un vídeo. Luego, como si fuera un espejo, hice que se rompiera en mil pedazos. Y a medida que los pedazos iban cayendo al suelo de mi imagen mental... sentí que la ansiedad se drenaba y una sensación de calma descendía sobre mí. Entonces decidí poner una película diferente en su lugar, una que yo quería que ocurriera... de mí y la persona con el perro encontrándonos, tranquilos e indiferentes, pasando el uno junto al otro como extraños, y yendo cada uno por su lado.

Todo este proceso mental me llevó sólo unos segundos, y me calmó en un instante. Lo más gracioso fue que, cuando la persona con el perro llegó hasta mí, todo transcurrió exactamente igual que en mi película mental, y me mantuve tranquilo en todo momento.

Repetí este proceso un par de veces más con otros perros y desde entonces nunca he vuelto a sentir este miedo.

Sólo años más tarde, cuando me formé en PNL, me di cuenta de que ésta era mi propia versión de un patrón SWISH. Tan simple pero tan eficaz, y la base de todo era mi conciencia de que lo que siento está sucediendo dentro de mí, así que tengo el poder de influir en ello.