Una cultura de la creatividad

El reto

Esta empresa se había estancado en un patrón de centrarse en las limitaciones a la hora de resolver problemas... Esto no sólo era evidente en su dirección estratégica carente de innovación, sino que su cultura interna era la de "disparar a las ideas de los demás en llamas". Aunque esto se hacía con humor y bromas, la tendencia a burlarse de las ideas menos tradicionales inhibía el pensamiento creativo. Un cuestionario psicométrico mal autoadministrado (de una fuente en línea) había proporcionado "excusas", en lugar de valorar la diversidad y desarrollar la flexibilidad, el equipo había empezado a utilizar el tipo como una limitación.

El efecto

La Directora General se sentía abrumada y sabía que su equipo tenía entusiasmo por su producto, pero tenía la sensación de que estaban atrapados en un patrón de autocomplacencia. La empresa funcionaba bien a pesar de notar cierta resistencia a estirarse en el equipo.

Acudió al coaching sintiéndose personalmente aletargada. Al volver a conectar con los valores de la empresa, quedó claro que le seguía apasionando hacer crecer el negocio, pero sentía que en ese momento estaba asumiendo plenamente la responsabilidad de encontrar soluciones. Quería inyectar más juego y menos juicio en el equipo, sin perder de vista la visión crítica desde una perspectiva comercial.

Solución

Realicé una serie de actividades de desarrollo de equipos con PNL y Gestalt durante un periodo de tres meses para aumentar la conciencia interpersonal y explorar el impacto de los sistemas y la interpretación individual.

Uno de los ejercicios fue la Estrategia de Creatividad Disney:

• Soñador: se les animó a ampliar sus límites de lo que podría ser posible.

• Realista (planificador): exploraron nuevas técnicas de planificación y cómo podían hacer realidad algunos de esos "sueños".

• Crítico: se les animó a criticar los planes... introduciendo de nuevo procesos de toma de decisiones diferentes y actualizados, adaptados a un campo en rápida evolución.

Resultado

El equipo se hizo más experto en valorar las habilidades de los demás e incorporó a sus reuniones la expresión "criticar el plan, no el sueño", lo que significaba que las ideas fluían sin resistencia ni censura. Trabajar en el "cómo hacerlo" se convirtió en algo refrescante y encontrar inconvenientes se convirtió en algo más relacionado con la mitigación de riesgos y la eficiencia, en lugar de percibirse como un pensamiento negativo.

Desde el punto de vista cultural, esto condujo a la adopción de una retroalimentación equilibrada en la que los miembros del equipo valoraban la visión constructiva del desarrollo como una forma de crecer... Una gran victoria, ya que esto se tradujo en una mayor responsabilidad y se filtró también en los resultados financieros finales.